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El Dr. Eduardo Ribé es uno de esos médicos únicos, que ya casi no hay. Su nivel de humanidad, interés genuino por la salud de sus pacientes y su conección con ellos es realmente destacable y admirable. Atendió a mi papá, José Alvarez, que no se sentía muy bien y era la primera vez que se atendía con él, el viernes de la semana pasada. Al examinarlo concluyó que debía internarse. Se ocupó personalmente de conseguirle una cama en un sanatorio y permaneció con él conteniéndolo hasta que vino la ambulancia a las 23:30 de la noche. El horario del turno era 19:30. Entiendo que esto debe ser el protocolo en medicina, pero él no lo hizo por protocolo, lo hizo por pura humanidad y desde el corazon.